La música relaja a todos

Hoy en día son numeroso los experimentos realizados con recién nacidos y niños/as que demuestran el poder relajante que la música puede ejercer.    

La música tiene efectos beneficiosos sobre nuestro estado de ánimo. Escuchar una pieza musical, una voz o simples sonidos puede tener resultados profundamente relajantes: regenera, tonifica y dinamiza.

         En las antiguas sociedades de Grecia, la India, Egipto, China, incluso en los pueblos tribales africanos como en las civilizaciones precolombinas, desde siempre la música se ha utilizado por sus propiedades terapéuticas.

         Los instrumentos musicales que producen sonidos que vibran tienen efectos beneficiosos, como por ejemplo, el órgano, el violín o el didjeridoo australiano (tubo de madera a través del cuál la voz humana vibra y genera unas resonancias muy particulares).

La repetición en la música, como pasa en las músicas étnicas (litanías africanas o baladas irlandesas) están construidas por repeticiones de un mismo motivo. La repetición, siempre que no sea monótona, suscita en quien la escucha un sentimiento de familiarización, una sensación agradable, de seguridad y de tranquilidad, porque es algo que se puede preveer y , por tanto, no asusta. La repetición tiene también un efecto sedante.

         Cuando oímos una música rítmica, automáticamente tendemos a seguir el ritmo moviendo la mano, el pie… El corazón, la respiración y el cerebro tienden a sincronizarse. Música clásica, populares, piezas de música ligera y de pop de ritmo moderado favorecen el reajuste de nuestro equilibrio rítmico, no así, el rock o el free jazz ( aunque hay casos de niños que se relajan, por ejemplo, con el rock).

         Escuchar una melodía ( es lo que recordamos de las canciones) que nos guste hace que nuestro organismo produzca endorfinas, las “sustancias del buen humor”, por ello al escuchar los niños/as una melodía que les guste causa una gran bienestar.

         El lenguaje musical es una concordancia de sonidos, vocales o instrumentales, emitidos simultáneamente. La música es una cuestión de gustos, es necesario, entre las opciones musicales disponibles, elegir la más acorde con muestras preferencias, sin dejar de investigar otras y descartar en caso de que no nos guste.

         Está ampliamente demostrado que el acto de oír sonidos es profundamente físico y actúa sobre el sistema neurovegetativo, con efectos a nivel cardiovascular, respiratorio, gastroentérico, muscular y cutáneo